Este miércoles 9
de setiembre se inició el Congreso Gastronómico Internacional Qaray, organizado
por la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega), que se realizará en el
auditorio de la Fundación Telefónica, en Santa Beatriz, en paralelo con la
feria Mistura 2015.
La segunda
edición de Qaray, que se realiza entre el 9 y 11 de setiembre, reunirá a
renombrados artesanos de la gastronomía, quienes proceden de distintas partes
del mundo y darán a conocer a los asistentes técnicas culinarias ancestrales
que se han transmitido de generación en generación bajo el reconocimiento de
que sin tradición no hay evolución en la cocina internacional.
En los tres días
del encuentro, cocineros e investigadores de talla mundial compartirán sus
experiencias y expondrán innovaciones y técnicas culinarias de su amplio bagaje
gastronómico.
Entre los
exponentes internacionales estarán Harold McGee, renombrado científico
estadounidense de alimentos que visita el Perú para hablar sobre el umami; el
danés Jeppe Jarnit-Bjergsø, considerado uno de más importantes precursores
contemporáneos de la cervecería artesanal; los hermanos Rick y Michael Mast,
dueños de Mast Brothers Chocolate, una de las mejores chocolaterías de Nueva
York; el belga Frederic van Tricht, cuya compañía Van Tricht es la mejor tienda
de queso de Europa y provee a casi todos los restaurantes calificados con
estrellas Michelin; Giovanni Assante, creador de toda una filosofía en torno a
la pasta artesanal; y Dario Cecchini, considerado el mejor carnicero de Europa
y cuya línea familiar lleva 250 años de tradición.
En cada una de
las presentaciones ellos estarán acompañados por reconocidos cocineros y
expertos de la gastronomía peruana, como Virgilio Martínez, dueño de Central
Restaurante, posicionado entre los 50 mejores del mundo según Restaurant
Magazine; el carnicero Renzo Garibaldi; e Ignacio Schwalb, dueño de la
cervecería Barbarian ubicada en Huachipa.
El propósito de
Qaray es generar un debate constructivo y dejar en alto las prácticas
culinarias internacionales que contribuyen a posicionar la gastronomía como un agente de
transformación ética y social, por ser un arte que no conoce de fronteras ni de
idiomas, sino que su lenguaje se basa en los olores, las texturas y los sabores
combinados por grandes apasionados de la cocina.