Enrique Verástegui (Cañete, 1950) fue el más talentoso de los jóvenes poetas que irrumpieron en la escena literaria peruana en la década del 70. Su primer libro, En los extramuros del mundo (1971) es todo un hito dentro de nuestra poesía, especialmente destacable por la juventud del autor. Lector compulsivo e inteligente, Verástegui ha ido publicando, paralelamente a su obra poética, interesantes libros de ensayo.
El primero y más importante de esos ensayos acaba de ser reeditado en México: El motor del deseo. Dialéctica y trabajo poético (Proyecto Literal, 2014). Escrito en París, a finales de los años 70, cuando el autor estudiaba sociología de la literatura en la École des Hautes Études, este libro analiza el fenómeno poético desde dos perspectivas: en la primera mitad (Fábrica de signos), en su relación con el lenguaje y el contexto social, histórico y cultural; y en la segunda mitad (Expresión/Explosión), desde la perspectiva de la creación, el trabajo literario y su principal motor (el deseo). En ambos casos, la reflexión y la erudición —se cita profusamente a una gran cantidad de autores— se conjugan con el aliento poético. A la manera de los ensayos de Octavio Paz o Lezama Lima (otros dos grandes poetas ensayistas latinoamericanos), las complejas y herméticas disquisiciones de este libro acaso solo puedan ser entendidas plenamente si se leen como la contraparte teórica de la poesía que Verástegui estaba escribiendo: su ambicioso Angelus Novus, libro que fue publicado en dos tomos, en 1989 y 1990. Sea entonces esta nueva edición de El motor del deseo un buen pretexto para releer, con mayor preparación, la valiosa obra poética de Verástegui.
El primero y más importante de esos ensayos acaba de ser reeditado en México: El motor del deseo. Dialéctica y trabajo poético (Proyecto Literal, 2014). Escrito en París, a finales de los años 70, cuando el autor estudiaba sociología de la literatura en la École des Hautes Études, este libro analiza el fenómeno poético desde dos perspectivas: en la primera mitad (Fábrica de signos), en su relación con el lenguaje y el contexto social, histórico y cultural; y en la segunda mitad (Expresión/Explosión), desde la perspectiva de la creación, el trabajo literario y su principal motor (el deseo). En ambos casos, la reflexión y la erudición —se cita profusamente a una gran cantidad de autores— se conjugan con el aliento poético. A la manera de los ensayos de Octavio Paz o Lezama Lima (otros dos grandes poetas ensayistas latinoamericanos), las complejas y herméticas disquisiciones de este libro acaso solo puedan ser entendidas plenamente si se leen como la contraparte teórica de la poesía que Verástegui estaba escribiendo: su ambicioso Angelus Novus, libro que fue publicado en dos tomos, en 1989 y 1990. Sea entonces esta nueva edición de El motor del deseo un buen pretexto para releer, con mayor preparación, la valiosa obra poética de Verástegui.