Publicado por: Mario Polo Vargas 5 horas ago en Reportajes / Entrevistas, Slideshow, Últimas Noticias, Yo PeriodistaDeja un comentario
Se dice que la afición a los gallos no es un arte, y solo es sufrimiento para los animales, sin embargo este disciplina no deportiva sigue cultivándose en el interior del país, pero cada vez hay más adeptos, y muy jóvenes.
Esta es la historia de un niño de 13 años de nombre Félix Aldair Florián, quienes los fines de semana, después de sus labores escolares, prepara a sus gallos para que puedan participar en los torneos locales de la ciudad de Cañete.
Nos cuenta que la afición viene de su abuelo, Don Félix Florián, quien criaba a los emplumados en casa, y allí es donde nuestro pequeño amigo comenzó con su interés por los gallos.
¿Cómo te fuiste adentrando en el mundo de los gallos?
Desde más niño me gustaba jugar en el corral de mi casa y allí veía como mi abuelito trataba a sus gallos, los alimentaba, le pulía sus espuelas y los ponía a cada uno en sus cajones para que descansen.
¿Pero nunca te dio miedo agarrar a uno de estos gallos?
Al principio si porque se me venían encima y mi abuelito me enseñó a no tenerles miedo, porque cuando tú les tienes miedo es peor y te pican.
Ante esta pregunta Don Humberto Florián, papá de Aldair, nos comenta que la nobleza de sus animales ha logrado que su hijo les tenga confianza, y pareciera que lo entiende, pues no le hacen daño y cuando están en el ruedo de peleas, los animales siguen las instrucciones de su ahora cuidador Aldair.
En la actualidad en su modesta casa del barrio de Cinco Esquinas en cañete nuestro pequeño aficionado tiene 7 gallos de raza americana y 12 gallinas para la reproducción de esta raza especial de emplumados.
Don Humberto nos cuenta que antes tenían más pero tuvieron vender algunos para poder pagar el tratamiento de su hijo cuando cayó enfermo.
Asimismo nos da a conocer que profesionalmente un gallo puede costar entre 800 o 900 dólares, y su precio puede incrementarse si es que ha ganado algún campeonato.
¿Aldair tienen nombre tus gallos?
Si uno se llama “Rodillo Negro”, otro es “Rojo”, “Napoleón” y otro Barbita, pero el que más se destaca es “Rodillo Negro”, porque es el más fuerte y se hace respetar cuando está en la arena frente a su contrincante de turno.
Aldair nos indica que su trabajo cuando está en un coliseo, es el de presentar a sus gallos, decir su nombre, peso y a quien pertenece.
Durante la pelea es quien alienta su engreído para que pueda ganar la partida.
En su vida gallística ha tenido la oportunidad de ganar un segundo puesto en una pelea realizada en un coliseo de Pucusana, sin embargo no pierde las esperanzas que en un corto tiempo nos pueda contar que ha logrado un primer puesto con sus gallos.
¿Cómo es tu relación con las personas mayores en los coliseos? Bien, al principio me quedaban mirando como extraño, pero conforme he participado en las peleas, los señores ya me conocen más y me dicen que continúe para llegar a ser un profesional en este rubro.
Ya me respetan y yo los respeto a ellos.
Claro está que papá Humberto nos afirma que primero quiere que el termine su secundaria y luego pueda seguir una carrera profesional y que esto de los gallos sea una especie de hobby para él, “quiero ver a mi hijo todo un profesional primero y si esta de él, pueda seguir con los gallos ya que le gusta y tiene dedicación para esto”.
Dejamos a Aldair en medio de sus gallos y bajo la atenta mirada de papá Humberto y de mamá Julita quienes ven a su hijo todo un triunfador en esta afición.
Por Jorge Portuguez Cuya